viernes, 27 de agosto de 2010

EL COLISEO ROMANO :EL SIMBOLO DEL IMPERIO ROMANO

El símbolo de todo un Imperio. Ese es el Coliseo de Roma. La muestra de todo el poder de una ciudad sobre un vasto Imperio dominado hasta los mismos límites de Oriente. El Coliseo, la admiración del mundo entero en una época gloriosa para Roma; el lugar, donde leones, cristianos, gladiadores, y juegos servían de divertimento a una sociedad ufana y sabedora de su grandeza.
Para situarnos en aquella época y rememorar tiempos de gloria, lo mejor es ir a la zona del Capitolio, al Campidoglio. Desde ese plaza, accederemos a un balcón que se asoma sobre los Foros Imperiales, el lugar donde yace todo el pasado del Imperio Romano, hoy en ruinas. Desde allí podremos divisar el Circo Máximo, el Foro Romano, el de Trajano, los Templos de Saturno y la Concordia, o el Valle del Anfiteatro con el famoso Coliseo. Desde allí, podremos perder la vista hacia años de lucha, de dominación, de fastuosidad, de grandeza, y revivir en la imaginación la sociedad que tan bien nos presentaban en películas como Gladiator.
Y de fondo, tras aquel mágico paraíso cargado de Historia, el Anfiteatro Flavio, más conocido como el Coliseo, situado entre los cerros Palatino, Celio y Esquilino. Más de 50 metros de altura; casi 188 metros de diámetro por su lado mayor y 156 por el eje menor. Aún hoy, en ruinas, impresiona su elegancia.
Su Historia
Fue mandado construir por Vespasiano en el año 72 d.C., e inaugurado por Tito en el 80 d.C., tras celebrar una serie de fastuosas ceremonias y espectáculos que duraron 100 días. Tuvieron lugar luchas a muerte de gladiadores, peleas de animales salvajes, y la entrada fue gratuita. Casi 55.000 espectadores que entraban por 80 bocanas y que los conducían por pasillos hasta las 160 bocas de donde se llegaban a los graderíos. Este formó parte de una serie de anfiteatros que se fueron construyendo y de los que aún se conservan, aparte del romano, el del El Djem en Túnez, los de Nimes y Arles en Francia o el de Verona, al norte de Italia. Entre los siglos V y VI se prohibieron las luchas de gladiadores y de animales salvajes, y es en el siglo XIII cuando el Coliseo se convierte en fortaleza. El último espectáculo del que se tiene noticia es del año 523 bajo el rey godo Teodorico. Posteriormente el Anfiteatro, convertido en fortaleza, fue abandonado, e incluso parte de sus piedras, como la de tantos otros edificios históricos de los Foros Imperiales, se utilizaron como canteras para otros edificios más modernos. Fue a finales del siglo XIX cuando se excavó la estructura bajo la arena, y retomó la importancia que hoy día tiene.
Su estructura
El interior del Coliseo tenía un ruedo central hecho de madera cubierta de arena, y bajo el que se extendía un auténtico laberinto de pasillos divididos en varios pisos, donde se encontraban las mazmorras y las jaulas de los animales. La zona de graderíos era llamada “Cávea”, dividida en tres sectores superpuestos, más un cuarto graderío de madera para los espectadores de a pie. Cada sector estaba reservado para las diferentes clases sociales. En su parte más alta, el Coliseo tiene el “Velarium”, una gran carpa que protegía a los espectadores del sol y que eran manejados por un destacamento especial de marineros de la flota de Nápoles. El “podio” es la zona donde se sentaban el emperador y los principales miembros de la sociedad romana.
Los muros exteriores están hecho de travertino, y las columnas que en ella se ven son dóricas las del primer piso, jónicas las del segundo, y corintias las del tercero. En cada una de las arcadas que se pueden ver, había una estatua representativa de emperadores y dioses.
La Plaza del Coliseo
Antiguamente, junto al Coliseo, había una gigantesca estatua de bronce dorado de más de 35 metros de altura: el Coloso de Nerón, obra del escultor Xenodoro, que representaba al emperador, y a la que, tras fallecer éste, se le sustituyó la cabeza por la del dios Sol. Junto al Coliseo Romano y el Coloso, se podía admirar el Templo de Venus dedicado a la diosa fundadora de Roma y el Arco de Constantino.
Hoy día, por su importancia, por su arquitectura, por su elegancia, y por el lugar en la Historia que ocupó el Imperio Romano, el Coliseo ha sido designado como candidato a Nueva Maravilla del Mundo, junto a otros importantes monumentos mundiales, como el Taj Mahal, la Alhambra, Timbouctú, Petra, el Macchu Picchu, la Gran Muralla China, las Pirámides de Gizeh, la Isla de Pascua, la catedral de San Basilio, Santa Sofía en Estambul, o el castillo de Neuchswastein

LA ULTIMA PELEA EN EL COLISEO

Cuando la soberbia Roma reinaba en todo el mundo y el emperador vivía en un palacio de mármol blanco o en una casa de oro puro, el Coliseo era el mayor teatro conocido en toda la tierra.

Álzase hoy todavía, deteriorado y ruinoso. En los tristes días en que Roma sacrificaba, fuera de sus muros, a los apóstoles Pedro y Pablo, el pequeño grupo de los cristianos ocultóse en los grandes subterráneos, a fin de salvarse de los tormentos y de la muerte. Aun hoy podemos pasear por las catacumbas, solemnes e impresionantes, en las cuales los primeros discípulos de Jesús se escondieron huyendo de Nerón, el monstruo que vivió en casa de oro dentro de la ciudad imperial.

En aquellos días ominosos, el grande, blanco y elevado Coliseo, con sus varios pisos y sus grandes galerías interiores que podían contener 40.000 espectadores, presentaba un espectáculo magnífico. Todo Roma iba al circo para presenciar la lucha de las fieras y contemplar cómo se destrozaban entre sí. A él acudían los gladiadores hombres de complexión robusta] diestros en luchar unos contra otros hasta que el contrario caía muerto.! A las arenas del Coliseo eran arrojados vivos los cristianos para servir de comida a los leones, cuando se celebraba una festividad, romana. No hay! lugar en el mundo que haya presenciado espectáculos tan crueles como el circo romano.

Pero él Cristianismo fue abriéndose paso, poco a poco, hasta que el mismo emperador se hizo cristiano. Entonces fue! cuando cesaron tan vergonzosas exhibiciones, y el Coliseo se convirtió sencillamente en circo. El pueblo, ¡sin embargo, ansiaba presenciar los! antiguos espectáculos y aun a veces parecía que de nuevo se enseñoreaba; de él aquella antigua vesania. Los cristianos se habían hecho más y ¡más poderosos durante 400 años, cuando llegó un día de terrible prueba ¡para Roma. Alarico, rey de los godos, presentóse amenazador ante las puertas de la ciudad de los Césares, la cual, por tener entonces como monarca a un pobre niño loco, hubiera caído, de no haber sido por un: valiente general y sus soldados, quienes obligaron a los bárbaros a huir de la capital.

Fue tal el regocijo que reinó en Roma aquel día, que la gente acudió en tropel al Coliseo, dando vivas al bravo general vencedor. Hubo una gran cacería de fieras y celebróse un magnífico espectáculo, como los que se daban en otros tiempos. Súbitamente, de uno de los estrechos corredores que conducían a la pista, salió un gladiador con lanzas y espadas. La alegría de los espectadores no conoció límites.

Pocos momentos después, otro espectáculo singularísimo llamó la atención de todos los circunstantes. Un anciano, descubierta la cabeza y descalzo, se adelantó en medio de la arena, suplicando al pueblo que impidiese el derramamiento de sangre. Al oír semejante súplica, la multitud comenzó a gritar, diciéndole que acabase el sermón y se marchara inmediatamente. Adelantáronse los gladiadores y obligáronle a apartarse, pero el noble viejecito se puso de nuevo entre ellos. Esta actitud provocó una lluvia de piedras que arrojaron airados los espectadores sobre el pobre anciano, quien, herido al propio tiempo por los gladiadores, expiró en presencia de todo Roma.

Era este anciano un ermitaño llamado Telémaco, uno de aquellos santos varones que, cansado de las crueldades del mundo, se había retirado a vivir en las montañas. Hallándose en Roma, con objeto de visitar los sagrados altares, había visto a las multitudes acudir en tropel al Coliseo y, compadecido de su crueldad, resolvió morir o impedir el espectáculo.

Murió, es cierto, pero la semilla estaba ya arrojada; todo lo mejor que había en Roma se conmovió profundamente a la vista del buen ermitaño asesinado en medio de la arena, y desde aquel día memorable no hubo ya más espectáculos sangrientos en el gran teatro. Esta lucha de gladiadores fue la última que presenció el famoso Coliseo romano.

coliseo romano

El Coliseo de Roma
Hasta el siglo XX ningún edificio superó en capacidad al anfiteatro Flavio, el Coliseo, destinado a acoger las sangrientas diversiones con que los emperadores cortejaban al pueblo de Roma.

Juegos de gladiadores, batallas navales, luchas con animales… El anfiteatro Flavio, más conocido como Coliseo –quizá por la colosal estatua de Nerón que se alzaba en las cercanías–, constituía parte del entretenimiento público de la antigua Roma. La famosa expresión latina panem et circenses (pan y circo) resumía todo lo que los gobernantes de la urbe requerían para manejar a la plebe y mantenerla entretenida. Hasta 50.000 espectadores podían participar de las sangrientas diversiones con que los emperadores cortejaban al pueblo. Son muchos los mitos en torno a la lucha de los gladiadores. Por ejemplo el gesto del pulgar hacia abajo que determinaba la muerte de un vencido o la fórmula con que los prisioneros condenados a luchar saludaban al emperador Claudio: «¡Ave César! Los que van a morir te saludan». Pero más allá de estos detalles, todo lo demás parece haber sido cierto, dramáticamente cierto: el espectáculo de la sangre derramada exaltaba los ánimos de los espectadores, que quedaban atrapados por la adicción al anfiteatro.
La construcción del Coliseo empezó bajo el emperador Vespasiano, en torno al año 71 d.C., en un espacio que había quedado liberado tras el incendio de un anfiteatro anterior levantado casi cien años atrás. La inauguración –cuyos festejos se prolongaron durante cien días– se produjo en el año 80 y ya bajo el reinado de su hijo Tito. Finalmente, el emperador Domiciano culminó las obras en el 82, añadiendo un último piso. De estructura interior radial, estaba organizado en cinco niveles en los que se agrupaba la muchedumbre, con áreas delimitadas según la clase social: cuanto más cerca de la arena se hallaban mayor era el rango al que pertenecían.
Tras las célebres ejecuciones de cristianos, desde el siglo VI los juegos de gladiadores cayeron en desuso. Después el edificio sufriría cuatro terremotos, y ya entrada la Edad Media se convirtió en la cantera de Roma. Pese a perder casi por completo la parte sur durante siglos de expolio, aún hoy en día domina majestuosamente el paisaje de Roma. En la lejanía del oscuro siglo VIII, el historiador Beda el Venerable ya predijo: «Mientras siga en pie el Coliseo, seguirá en pie Roma. Cuando caiga el Coliseo, caerá Roma. Cuando caiga Roma, caerá el mundo».
E
El Coliseo

imperio romano

Hoy en día resulta innegable que el pasado romano tiene un enorme valor en la identidad del mundo y particularmente en la europea. La primera unidad cultural europea fue el Imperio Romano. Roma unificó Europa como continente, hasta entonces un territorio disgregado, y le concedió unas pautas culturales comunes que todavía hoy identifican a sus pueblos.
roma003
Según la tradición romana, la ciudad de Roma fue fundada en el año 753 antes de Cristo por los gemelos Rómulo y Remo a las orillas del Tíber. Esta pequeña ciudad floreció y se desarrolló hasta llegar a ser considerada, durante la época previa a la República, superior a sus vecinos, haciéndose cada vez más fuerte a medida que se apoderaba de más territorios.
Ya la República, alrededor del año 270 antes de Cristo, Roma dominaba toda la península Itálica y seguía su expansión.
Este imperio que a partir del siglo I antes de Cristo sería gobernado por emperadores, creció y absorbió ciudades y territorios que hoy en día comprenden más de cuarenta países, abarcando cinco mil kilómetros, de un extremo a otro.
¿Cómo un pequeño pueblo agrícola situado a las orillas del Tíber pudo crear el imperio más poderoso de Occidente? y ¿Una vez creado, por qué se vino abajo? Esas preguntas no pueden ser contestadas sin antes observar detenidamente el carácter de esta sociedad, que contenía un gran afán por la guerra y la dominación de otros pueblos, que contrastaba en gran medida con un gran amor por la vida rural. De lo que no cabe duda es que la conquista del imperio se realizó en su mayor parte usando la fuerza y en ocasiones con la más extrema brutalidad.
La creación de una entidad política resistente, la concesión de la ciudadanía que igualaba a todos los miembros sin importar si eran griegos, hispanos o romanos, llegando a tener el cargo de emperador lo mismo un hispano que un africano, y la gran tarea de asimilación de los pueblos conquistados por Roma explican la durabilidad de este imperio, superando a lo largo de su historia revueltas y guerras civiles que hubieran llevado al declive a otros imperios.
La caída del Imperio Romano ya es un tema más complicado, ya que se debe a múltiples factores que agrupados propiciaron la decadencia y la caída definitiva del Imperio Occidental.
roma004
De lo que no cabe duda es de que Roma y su imperio han dejado una gran huella en nuestra sociedad actual, en temas que abarcan desde la arquitectura y la construcción hasta la literatura, el derecho e incluso en pequeños detalles de la vida cotidiana. (Ver, Síntesis cronológica sobre Roma o Ver Cronología)
Historia
Como veíamos, los orígenes de la ciudad de Roma se remontan al año 753 antes de Cristo, gracias a la fundación realizada por Rómulo y su gemelo. La ciudad imperial se ubica geográficamente en la región de Italia central llamada del Lacio, específicamente en el sector llamado las siete colinas,  que circundan la ciudad.
Aunque de todas maneras, a pesar de la tradición que ha llegado a nuestros días, hoy por hoy algunos afirman que Rómulo —el fundador de Roma— no existió, y que la verdadera fundación de Roma sería obra de de Tarquinio Prisco a principios del siglo VI. Los datos que se extraen de la literatura romana, aseguran su fundación a mediados del siglo VIII por Rómulo, pero, por el contrario, los datos arqueológicos no permiten hablar de un nacimiento urbano antes del 625 o incluso del 575 a.C.
Los datos arqueológicos que se presentan de la existencia de Roma ya en el siglo VIII, no pueden interpretarse de otro modo que una "Roma pre-urbana". Hoy en día se distinguen claramente dos corrientes diferenciadas. El mismo caso ocurre en el momento de fechar el principio de la República, el 509 a. C. año que la tradición fija como el principio de la República, y el 450 a.C. que, según otros datos históricos, se correspondería mejor con los cambios históricos de una nueva época en la política romana.
El Imperio Romano es considerado el más importante de la antigüedad debido a su gran extensión, el cual alcanzó territorios que van en sentido norte a sur, desde lo que es hoy Inglaterra hasta el norte de África, y desde el Océano Atlántico (España, Portugal y Francia), hasta el actual Siria en el Medio Oriente Asiático, en sentido este a oeste.
Dentro de su vida política, que se extiende por casi doce siglos desde su creación hasta su caída, ocurrida en el año 476 después de Cristo, desarrolló varias formas de administración de gobierno: Monarquía, República e Imperio. Una de ellas, La República, fue la etapa de dominación romana en donde las principales instituciones existen y cohabitan sin problemas. Es el tiempo del Senado, compuesto por los jefes de familia romana llamados “pater”.
roma005
Para administrar eficientemente el territorio, se crearon las Magistraturas, de las cuales destacan los cónsules,  encargados de la presidencia de la república; pretores, administraban justicia y las finanzas; censores, vigilaban la moral pública y realizaban los censos, y por último, los cuestores, especie de asesor de los cónsules y pretores.
La sociedad republicana estaba dividida en patricios provenientes de las familias importantes romanas, y los plebeyos, mezcla de esclavos y extranjeros, los cuales lentamente querrán adquirir derechos políticos y una activa participación en la sociedad.
Otro elemento importante era el ejército, el cual fue la principal herramienta de expansión y conquista. Obtuvo victorias importantes sobre los demás pueblos que habitaban Italia, sobre los galos, en la actual Francia, y principalmente a  los cartagineses en las llamadas Guerras Púnicas, tomando el control total del Mediterráneo.
Entre sus gobernantes importantes destacaron Pompeyo, Julio César y sobre todo Augusto, el cual elevó a Roma al nivel de Imperio. También se debe nombrar, pero por su carácter despiadado y cruel, a Nerón, quien incendió la ciudad imperial y asesinó a gran cantidad de cristianos en el circo romano culpándolos de tal acción. Se cuenta también a Calígula, Vespasiano y Diocleciano, el cual dividió el imperio en Occidente y Oriental.
roma006
Sin embargo, los emperadores Constantino y Teodosio permitirán el triunfo completo del cristianismo. El primero, mediante la dictación del Edicto de Milán, otorgó libertad religiosa a los cristianos, y el segundo transformó tal religión en la oficial del Estado romano, dejando sentir fuertemente la influencia de la Iglesia en la sociedad.
En cuanto a las demás actividades romanas se cuenta la religión, la cual es politeísta, es decir, creían en varios dioses, donde destacaron Júpiter, Juno, Minerva, Venus, Neptuno, Saturno, Vulcano, Vesta y Marte. En las letras destacaron Virgilio y su “Eneida”, el historiador Tito Livio y el poeta Horacio. El teatro se efectuaba en el Coliseo de Roma. En las leyes destacan la Ley de las XII tablas, las cuales se transformaron en la base jurídica del mundo occidental, en conjunto con el Derecho Romano.
El esplendor del Imperio Romano llegó a su fin el siglo V cuando los pueblos bárbaros llamados Germanos caen sobre las fronteras imperiales produciendo la decadencia y la finalización de su poder.